La sabiduría escrita en los autobuses

Reflexiones desde el bus urbano

La vida diaria con humor e inspiradas en los letreros de los transportes públicos.

Un relato divertido y sarcástico sobre lo que los letreros del autobús público dicen de nuestra sociedad. Una reflexión cómica con giros inesperados, un Louis Vuitton y una caseta para perro que lo cambia todo.

Cuando el autobús es más sabio que tu terapeuta

Lo confieso: últimamente, he descubierto el verdadero sentido de la vida… en los letreros del autobús. No, no estoy hablando del típico “Prohibido hablar con el conductor”. Hablo de los mensajes con más profundidad que una charla con tu cuñado tras tres vinos.

El otro día, en pleno atasco, mi mirada se perdió en un cartel que decía: “Sujétese bien. Su seguridad es importante para nosotros”. Y claro, yo que ya venía con el corazón suelto y el alma tambaleando, pensé: “Pues sí, tal vez me falta eso… sujetarme bien”.

Sí, señores, el transporte público no solo te lleva de un punto A a un punto B, también te lanza reflexiones de la vida diaria con humor directo a la cara. Gratis. Y sin pedirte que compartas en Instagram con filtro sepia.

De la filosofía al drama: todo en una parada

No es solo ese cartel. Hay otro que me fascina: “Espere a que el vehículo se detenga completamente antes de bajar”. Vamos a ver… ¿no es eso una metáfora de la vida? Porque a veces, amigo lector, tú también te lanzas sin que el vehículo emocional haya frenado, y acabas de morros en el asfalto de la realidad.

Y claro, mientras yo estoy ahí, reflexionando como si fuera Paulo Coelho con resaca, entra una señora con un bolso más grande que su coche. Marca Louis Vuitton. Falso, por supuesto, pero con una dignidad que ni la mismísima reina. Se sienta a mi lado, suspira fuerte y suelta:
—Hoy me han robado el turno en el centro de salud.
Y yo solo podía pensar: “Señora, me acaba usted de robar la inspiración”.

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El letrero que me cambió la vida (y el patio)

Pero fue entonces cuando lo vi. El mensaje. El que me dio un giro de 180 grados, como si fuera el final de una telenovela venezolana. Decía:
“Por favor, no saque partes del cuerpo por la ventana”.

¿Perdón? ¿Quién demonios mete la cabeza por la ventanilla de un bus urbano? ¿Y por qué siento que ese consejo va dirigido a mí, emocionalmente hablando?

Ese cartel me hizo entender que llevo años sacando «partes del cuerpo» —emocionales— por donde no debía. Exponiéndome. Sin protección. Como cuando me enamoré de Lucía, esa que decía que no quería nada serio pero se compró una caseta para perro por si acaso. Yo fui ese perro. No tenía caseta. Dormía en la intemperie emocional.

Lecciones de vida, una parada cada vez

Desde aquel día, decidí tomármelo todo de otra manera. Cada letrero, cada aviso, cada anuncio en voz de megafonía es una píldora de sabiduría para el alma. Es más, estoy pensando seriamente en montar un club de lectura de carteles urbanos. Tendría más sentido que muchos libros de autoayuda, te lo digo.

Y sí, también he tomado una decisión importante. Me he comprado una caseta para perro. Pero no para mí, no seáis brutos. Para mi perro, claro. Que se llama Nietzsche, porque mira tú qué ironía. Me dije: “Si yo no tengo estabilidad, al menos que mi perro la tenga”.

Y ya que estamos: si tú también estás cansado de que la vida te dé vueltas sin avisar, al menos dale a tu perrete un hogar digno. Hay casetas para perros más acogedoras que muchos pisos de alquiler. La que yo pillé es cómoda, resistente y hasta elegante. Vamos, que mi vecino me ha preguntado si es de Louis Vuitton. No lo es, pero se ve cara. Y eso ya es ganar en esta vida.

Moraleja (por si no había quedado claro)

Los letreros de los transportes públicos no solo te dicen por dónde salir, sino por dónde entrarle a la vida con más humor, más cabeza y menos dramatismo.

Ah, y si estás buscando un regalo para ese amigo que todavía duerme en el suelo con su mascota… ya sabes. Hazle un favor. Recuérdale que no solo los humanos necesitan estabilidad. Y si tú eres ese amigo: cariño, cómprate la caseta.

¿También te han iluminado los letreros del bus? ¡Cuéntamelo en los comentarios! Y si tienes perro (o te has sentido como uno),

 

Te cambiará la vida…o al menos, la de tu peludo.

 

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