La vida según Alba: rímel, drama y reflexiones

Reflexiones de una adolescente real. Alba tiene 19 años, sueños por cumplir y mil dramas adolescentes que resolver con rímel, ironía y risas. Una historia cotidiana, hilarante y entrañable que te hará reflexionar y sonreír. ¡Y sí, hay un kit de maquillaje implicado!

Reflexiones que sacan sonrisas sobre la vida cotidiana contadas con humor y un toque de maquillaje.

El día que descubrí que mi vida no era una serie de Netflix

Yo no pedí ser protagonista de una tragicomedia. A ver, yo solo quería pasar el bachillerato, pintarme las uñas sin que parecieran obra de Picasso borracho, y que TikTok no se emperrara en enseñarme recetas que jamás cocinaré. Pero claro, la vida —como buena guionista con problemas emocionales— tenía otros planes.

Todo empezó el día que cumplí 19. O sea, oficialmente ya no soy una niña, pero tampoco soy adulta. Estoy en ese limbo donde puedes tener carnet de conducir pero aún no saber freír un huevo sin invocar al cuerpo de bomberos.

Mi familia, ese reality que no pedí

No me malinterpretes, amo a mi familia. Pero si hicieran un documental sobre nosotros, lo titularían: “Historias urbanas graciosas que nadie pidió pero todos ven”. Está mi madre, Nuria, que se levanta con energía sospechosa a las 7 de la mañana (creo que toma algo). Mi padre, Iván, que se empeña en explicarme cómo funciona el IRPF como si fuera Netflix. Y luego está Arancha, mi hermana mayor, que es básicamente mi ídola y mi coach de vida, uñas y cotilleos.

Los abuelos… Ay, los abuelos. Me tratan como si aún tuviera 5 años y todo se resolviera con croquetas y “ponte una rebequita, que refresca”. Y mis tíos y primos, que siempre están en algún drama que ni “La isla de las tentaciones” se atrevería a emitir.

 

TE PUEDE INTERESAR

El que espera se desespera

 

El dilema existencial entre psicología y pintalabios

Entonces, entre paellas familiares, stories en Instagram y frases motivadoras en tazas de desayuno, me dio el ataque filosófico. Quiero estudiar Psicología. ¿Por qué? Porque, sinceramente, después de analizar mis propios dramas, me veo capacitada para analizar los ajenos. Y si eso no me da puntos en Selectividad, no sé qué lo hará.

Claro, lo difícil fue explicarle a mi madre que querer ser psicóloga no es porque esté loca, sino porque los demás lo están. Y porque quiero ayudar. Y porque, además, me imagino en consulta, monísima, con delineado de ojos perfecto, diciendo: “¿Y cómo te hace sentir eso?” mientras mi sombra de ojos brilla como mi futuro.

El maquillaje, mi armadura (y mi excusa para procrastinar)

Sí, vale, lo admito: me maquillo hasta para sacar la basura. Pero no porque sea superficial, sino porque el corrector tapa las ojeras, los traumas y las noches en vela viendo vídeos de gatitos. Y si encima usas un buen kit de maquillaje, de esos que tienen más compartimentos que un coche alemán, ya ni te cuento.

Y aquí viene el momento confesión: el kit de maquillaje que me regaló Arancha por mi cumple ha sido más útil que cualquier libro de autoayuda. Porque tú te miras al espejo con pintalabios rojo y dices: “Elijo mi destino”. Aunque solo sea para ir al Mercadona, pero oye, con actitud.

Cosas que aprendí antes de los 20 (no todo tiene sentido)

  1. No necesitas tener todo claro. Ni tu vida, ni tu ceja izquierda.
  2. La familia no se elige, pero se soborna con croquetas.
  3. Reflexionar no significa deprimirse. A veces solo es pensar mientras comes galletas.
  4. Tener estilo no es tener marca. Es tener confianza. O al menos parecerlo con buen iluminador.
  5. El humor es mi mecanismo de defensa. Y también mi ataque sorpresa.

Moraleja (sin moraleja, pero con un consejo útil)

Puede que esta historia no tenga dragones ni finales épicos, pero sí tiene lo que importa: personas reales, situaciones absurdas y ese momento mágico donde te ríes de ti misma con rímel corrido y dignidad escasa.

Y si te has sentido identificada, si te has reído aunque sea una vez o has pensado “soy yo”, te dejo aquí una recomendación: el kit de maquillaje que me ha salvado más veces que mi GPS emocional. Tiene de todo: sombras, coloretes, brochas, y una cosa más importante: poder. Porque cuando te ves bien, te crees invencible. Y eso, en este mundo, vale oro.

¿Tú también eliges tu destino con rímel y reflejos sarcásticos?
Cuéntame en los comentarios tus propios dramas cómicos, y si te animas:

 

Que me acompaña en cada crisis existencial. También funciona para bodas, lunes y visitas sorpresa de tu ex.

 

¡Estas a una carcajada de distancia de la siguiente historia!

El paraguas que salvó más que una tormenta

Paz y amistad entre perros y gatos

 

Deja un comentario