Te cuento cómo una simple tarde sin respuestas, una mente demasiado activa y un palomitero retro pueden arruinarte —o salvarte— la vida. Humor, confusión y maíz explotando.
Cuando tu mente activa decide jugar contigo
Esto empezó con una taza de café. Y un calcetín perdido.
No sé cómo llegamos aquí.
A este jueves raro.
A esta duda existencial con olor a ropa húmeda y cerebro recalentado.
Y todo porque mi mente activa decidió despertarse más temprano que yo.
Otra vez.
Mientras yo sólo quería calentarme las manos con una taza de café y fingir que tenía el control de mi vida, ella (la mente) ya iba por la página 18 de un guión distópico en donde una cucaracha heredaba mis muebles y mi WiFi.
—¿Y si hoy no hacemos nada productivo, pero lo disimulamos bien?
Fue mi mejor idea hasta ahora.
TE PUEDE INTERESAR
¿Y si TODO esto tuviera un sentido… mañana?
Te lo juro.
Lo intenté.
Me senté frente al portátil con la intención noble de escribir algo profundo.
Tal vez una reflexión.
Tal vez un cuento.
Tal vez una excusa para comprar cosas inútiles en Amazon.
Pero lo único que surgía eran frases como:
- “Hoy no lo sabemos, pero mañana… lo mismo tampoco.”
- “Ideas que nacen entre tazas de café… y mueren ahí mismo.”
- “¿Dónde demonios está el otro calcetín?»
Ritmo. Ritmo. Palpitaciones. Risa floja.
Y un bucle mental tipo:
¿Y si mañana todo esto tiene sentido?
¿Y si hoy solo somos el capítulo aburrido de una gran historia?
¿Y si el destino es tan vago como yo hoy?
El misterio del microondas vengativo (y otros demonios del hogar)
Porque claro, en medio de mi epifanía doméstica, me dio hambre.
Y ahí fue cuando descubrí que el microondas ya no me quiere.
Literal.
Metí una bolsa de palomitas.
Y en vez de “PUM-PUM-CRACK” obtuve: humo, decepción y una alarma vecinal.
Así que hice lo lógico.
Lo humano.
Lo desesperadamente moderno.
Busqué un palomitero retro.
(¿Ves cómo todo encaja ahora? No. Yo tampoco.)
Pero ese momento lo cambió todo. Porque mientras el nuevo artefacto estallaba maíz como si estuviera narrando mi caos interno, algo hizo click.
TE PUEDE INTERESAR
Microhistorias que no tienen sentido. Aún.
👉 La vecina gritó que olía a feria.
👉 El gato intentó cazar una palomita en el aire.
👉 Me reí solo, como quien entiende un chiste de su subconsciente.
Y entonces, lo supe:
La vida es como el Goodwood Festival of Speed… solo que en lugar de coches vintage, tú corres contra tus propios pensamientos.
Y siempre ganas… una crisis nueva.
Pero qué alegría.
En serio.
Porque en medio del caos absurdo de no entender nada…
De tener la casa oliendo a infancia,
Y el cerebro cantando temas de los 90 sin contexto,
Uno recuerda que no todo tiene que tener sentido.
No hoy.
Mañana, lo averiguaremos todo. (O eso fingiremos)
Y ahí está la trampa.
La dulce trampa del “mañana”.
El mañana es ese lugar mágico donde todo se soluciona sin hacer nada hoy.
Es el país de los «yo lo tengo bajo control»
y la capital de los «el lunes empiezo».
Pero te diré algo:
Si hoy no sabías por qué estabas triste, confundido, sin calcetines o lleno de palomitas en el sofá…
Mañana quizá tampoco.
Y está bien.
Porque mientras tanto, te ríes.
Porque el absurdo es más llevadero con maíz caliente y un poco de ironía en la frente.
Por si te pasa lo mismo…
Te dejo el link al palomitero retro que salvó mi tarde (y mi cocina de otro incendio).
No digo que solucione tu vida…
Pero hace las palomitas más rápido que tus pensamientos te sabotean.
¿Tú también hablas solo cuando te ataca la mente activa?
Cuéntamelo en los comentarios, comparte con ese amigo que vive confundido o…
haz scroll y sigue leyendo otra historia sin sentido.
Porque a lo mejor, mañana…
¡lo entendemos todo!
(O nos compramos otro electrodoméstico innecesario.)