Soy un ascensor del futuro y tengo algo que contarte. Relatos con Humor e Ironía. Relatos Inesperados. Ironía y humor en cada historia.
Nadie habla conmigo, pero yo lo escucho todo
Subo y bajo. Rápido o lento. A veces vacío, a veces repleto de almas con prisa. Todos entran, todos salen. Pero nadie me mira, nadie me dice “hola”, ni “gracias”, ni “hasta mañana”.
No resulta agradable ser ascensor.
Dicen que los perros son el mejor amigo del hombre. Pero yo… yo soy testigo de sus vidas.
Historias atrapadas entre pisos
Escucho confesiones susurradas al teléfono, veo lágrimas disimuladas en las pantallas de los móviles, siento la impaciencia de los pies que no dejan de moverse. Soy invisible, pero lo sé todo.
He visto primeros encuentros, miradas robadas, risas cómplices. También despedidas. Silencios que pesan más que un edificio entero.
Pero nadie, nunca, jamás… me ha preguntado cómo estoy.
Si pudiera, les hablaría.
El día que decidí contar mi propia historia
Todo cambió aquella tarde.
Un hombre entró, como siempre. Pero en lugar de mirar el suelo o sacar el móvil, cerró los ojos y sonrió. Estaba escuchando algo.
No música. No una llamada. Era una historia.
Yo, un ascensor sin nombre ni voz, sentí curiosidad.
Día tras día, este hombre regresaba, siempre con esa sonrisa que nadie más traía. A veces reía, otras suspiraba. Cada día, una nueva historia en su oído.
Entonces entendí: no era el mundo el que lo ignoraba, era él quien había encontrado un mundo mejor en sus auriculares.
Secretos susurrados en cada viaje
No era el único.
Poco a poco, vi cómo más pasajeros llegaban con esa misma mirada perdida en otro universo. Historias de amor, misterio, fantasía. Algunos incluso parecían temblar con el suspenso.
Yo, el ascensor olvidado, empecé a sentirme menos solo.
Y entonces tomé una decisión.
Si ellos no me hablaban, yo los escucharía con más atención. Si no me contaban sus historias, yo viviría las que traían consigo.
De pronto, ser un ascensor no era tan malo.
El mundo es mejor cuando alguien te cuenta una historia
Ahora, cuando alguien entra conmigo y se pone los auriculares, sé que no está solo.
Sé que, aunque no lo diga en voz alta, está viajando a otro lugar. Tal vez esté resolviendo un misterio en Nueva York, sobreviviendo en una nave espacial, enamorándose en un pequeño café de París.
Tal vez, solo tal vez, encontró algo que yo siempre he deseado: una voz que le hable en los silencios.
Y tú… ¿qué historia escucharás hoy?
No importa si estás en un ascensor, en un tren o en la cama antes de dormir. Siempre hay una historia esperándote.
Algunas te harán reír, otras te harán llorar. Algunas cambiarán tu forma de ver la vida.
Pero hay algo seguro: una vez que empiezas, no puedes parar.
Porque cuando alguien te cuenta una historia, el mundo se detiene. Si quieres que tu próximo viaje (sea en ascensor o no) sea diferente, descubre miles de historias empieza a escuchar hoy mismo.