Cuando Fabio pidió WiFi en el Everest

¿Quién lleva una plancha al Everest? Fabio. ¿Y quién pidió WiFi a 5.364 metros? También Fabio. Esta historia te hará reír, suspirar y replantearte tu equipaje de viaje.

Lo que a Fabio le pasó en el Everest (y no fue el frío)

Fabio solo quería una foto épica en el Campo Base del Everest. Acabó con los labios congelados, una camisa arrugada y la frase:
—¿Tenéis WiFi aquí?
—Solo si lo traes tú, majete.

Este es el relato de un italiano con más ego que oxígeno, que confundió la cima del mundo con un coworking en Bali.

La llegada al desastre: Fabio y su camisa de lino

Lo primero que sacó de la mochila no fue el gorro polar. Fue una camisa. Blanca. De lino. Como si fuera a cenar con George Clooney en el Amalfi.
—Las fotos hay que salir guapo, ¿no?

Se la puso. Con 2 grados bajo cero. Y por supuesto, estaba arrugada como la cara de Clint Eastwood en 2025.

Intentó plancharla. Con una piedra caliente. El sherpa lo miraba con cara de “este se nos queda aquí”.

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Marta en Heathrow y la mochila que roncaba

El momento WiFi: “¿Dónde está el router?”

La frase fue literal:
—¿Dónde está el router del campo base?

Un montañista alemán soltó el té por la nariz. Otro sacó el móvil para grabarlo. Fabio, impasible:
—Para subir la foto, chicos.

Lo más parecido a un router era una cabra con cara de pocos amigos.

Su salvación: una plancha vertical de viaje

Y aquí entra en escena el objeto estrella: una mini plancha vertical portátil que alguien (Dios bendiga a Carla, su ex) le había regalado.

Pequeña, ligera, y lo más importante: funcional sin tabla.

La conectó a una batería portátil. Colgó la camisa de una rama. 3 minutos después, parecía salida del catálogo de Massimo Dutti.
El campamento flipó. Hasta el sherpa preguntó dónde la había comprado.

Lo mejor de todo

La foto salió divina. Camisa perfecta. Fondo helado. Y un subtítulo que nadie esperaba:

“No hay WiFi, pero sí estilo. Everest Edition.”

Fabio bajó sin WiFi, pero con 23 seguidores nuevos en Instagram y el ego planchado.

Moraleja absurda

Desde entonces, Fabio no viaja sin su plancha vertical de combate.
Dice que si le toca huir del Yeti, al menos lo hará sin arrugas.

¿Vas de viaje?

No seas Fabio. O sí. Pero que tu camisa no parezca una servilleta usada.
Hazte con tu plancha vertical de viaje y plancha el mundo, no tu dignidad.


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