Reflexión informal que engancha ideas con rabia.
¿Y si ese momento donde bostezas sin vergüenza es una alerta del universo? Reflexión ácida, historia con risa… y una depiladora que no veías venir.
Cuando el alma bosteza (y tú no lo notas)
La rutina no avisa. Se te cuela entre las costillas.
Lo primero que sentí fue el bostezo del alma.
No era sueño. Era esa sensación de que algo está mal… pero en mute.
Como cuando ves una serie que no te gusta, pero no puedes dejar de verla porque ya llevas tres temporadas y te da pena el personaje secundario.
Y ahí estaba yo. Sentado. Mirando un vídeo de cómo se hacen las cucharas.
Sí, cucharas.
Durante 17 minutos.
Con subtítulos.
En húngaro.
Y lo peor…
¡Ni siquiera lo quité!
Cuando el aburrimiento no solo aburre
Ahí entendí algo.
Me estaba aburriendo hasta de mi aburrimiento.
Y eso, mi querido lector, no es una red flag.
Es una pancarta en Times Square con luces de neón que dice:
“¡ESTÁS VIVIENDO EN PILOTO AUTOMÁTICO, CAMPEÓN!”
Y claro, en ese momento llegaron las grandes preguntas existenciales:
- ¿Dónde se fue mi entusiasmo?
- ¿Cuándo fue la última vez que me reí de verdad?
- ¿Por qué sigo con esta camiseta de hace cuatro días?
- ¿Y por qué tengo pelos saliéndome de lugares nuevos cada semana?
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El inicio del cambio (aunque empezó por las piernas)
No fue un retiro espiritual.
No fue un libro de autoayuda con portada de montaña nevada.
Fue una depiladora.
Sí.
Una puñetera depiladora láser con enfriamiento de hielo.
Porque ese día, viendo mis pantorrillas más peludas que las de un poney jubilado, pensé:
“Si no puedo controlar mi vida, al menos voy a controlar mis piernas.”
Y, ojo… no era por estética.
Era por rabia.
Rabia contra mi propia dejadez.
Contra ese monstruo invisible que te dice “meh” todo el tiempo.
Y entonces pasó algo inesperado…
¿Sabes lo que sentí?
Frío. Y libertad.
El frío era literal, claro. El láser ese tiene más frescura que mi ex cuando me dijo “hay que darnos un tiempo”.
Pero la libertad…
Esa sí que fue nueva.
Una sensación tonta, lo admito.
Pero poderosa.
Porque por primera vez en meses, yo decidí algo.
Pequeño, sí.
Superficial, tal vez.
Pero mío.
Y eso, amigo mío, es el principio de todo.
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Una cosa llevó a la otra…
Después vino el impulso de limpiar el cajón ese de “cosas que no sé por qué guardo pero igual guardo”.
Luego cambié mi fondo de pantalla.
Después dije NO a algo que no quería hacer.
Y así, empecé a vivir como si yo fuese el protagonista.
¿Todo gracias a la depiladora?
Mira, no voy a exagerar.
No es que tenga superpoderes ni que hable por las noches.
Pero fue la excusa perfecta para empezar a cuidarme de nuevo.
Para romper el hechizo del “me da igual”.
☕ ¿Te arrancó una sonrisa? Invítame a un café →
Lo profundo disfrazado de chiste
Porque a veces las reflexiones informales pero profundas vienen así: vestidas de chiste barato y con olor a crema post-depilación.
No necesitas mudarte al Tíbet ni comerte 7 hongos alucinógenos.
A veces solo tienes que parar, mirar tu vida y decir:
“¿Esto era todo…?”
Y si la respuesta te deja frío…
Bueno, mejor que te enfríes con algo que al menos te deje suave.
¿Tú también bostezas sin sueño?
Entonces préstame atención.
No te estoy diciendo que te compres una depiladora para encontrar el sentido de tu existencia.
Te estoy diciendo que tomes una decisión. Una. Aunque sea mínima. Aunque parezca tonta.
Y si esa decisión incluye cuidar tu cuerpo y sentirte bien en tu piel…
pues esta depiladora con enfriamiento de hielo es como ese amigo que no juzga y solo dice:
“Dale, que tú puedes. Y sin quemarte, ¿eh?”
En resumen (pero con drama innecesario)
Hay dos tipos de personas:
- Las que se aburren y lo aceptan como parte del “adulting”.
- Y las que se aburren y deciden que eso no va con ellas.
Yo era del primer grupo.
Ahora tengo piernas más suaves, menos rabia contenida y un montón de decisiones pendientes por tomar.
Pero al menos, ya empecé.
Y tú…
¿Ya te diste cuenta o todavía estás viendo cómo se hacen cucharas?
¿Te estás aburriendo tú también?
Entonces empieza con algo simple.
Haz clic aquí y mira la depiladora que me cambió el humor, la piel… y un par de ideas.